El animal enfermo

Siempre abordaremos cualquier enfermedad de la misma manera; la base de la curación se halla en un buen ayuno y una desintoxicación interna. El ayuno es curativo porque libera las fuerzas que un organismo dedica al proceso digestivo y se concentra en eliminar las toxinas internas. En la naturaleza, cuando un animal enferma, se abstiene por completo de ingerir alimentos, huye a esconderse a un lugar tranquilo y permanece allí hasta recuperar la salud. Luego buscará las hierbas terapéuticas que completarán la cura.

El perro en concreto suele elegir la hierba rastrera, las hojas de mostaza, las de borraja y las algas marinas. El gato se decanta por la hierba gatera y la rastrera.

Así pues, haremos la enfermedad y convalecencia lo más natural posibles. Todo tratamiento comienza con un ayuno de al menos dos días a base de agua, o agua con un poco de miel (leche aguada con un poco de miel en el caso de cachorros muy jóvenes). Para ayudar a la desintoxicación aplicaremos un laxante diario durante el ayuno y por la noche a base de vainas de sena. En el caso de ayuno prolongado (de más de tres días), dado que no hay eliminación intestinal se administrará un enema de agua tibia. Esto es porque en un adulto el ayuno dura hasta que  desaparece el proceso febril (administrar alimentos durante el proceso febril impide o retrasa la curación). Si el animal pierde peso corporal y no queréis seguir con el ayuno, podéis darle miel y zumos frescos de uva y manzana (o pomelo y grosella negra, pero nunca naranja o tomate) pues los zumos nutren y se digieren sin esfuerzo. Daremos un par de cucharadas a las horas de las comidas.

El ayuno contribuye a la desintoxicación interna. Durante un ayuno se queman los depósitos grasos inútiles que contienen impurezas hasta la limpieza total. También se eliminan las mucosidades y toxinas del aparato respiratorio y del intestinal. De ahí su importancia. Al contrario de lo que todos pensamos, el alimento no proporciona fuerza durante un estado febril, sino que lo entorpece. Un estado febril es una oportunidad drástica de limpieza interior y hay que respetar los tiempos de curación. El único cuidado nutritivo que daremos es que no le falte agua potable de calidad, sin cloro ni impurezas. La regla es ayuno, mientras la temperatura supere los 39,5 ºC. Ayudaremos a la limpieza interior con hierbas antisépticas potentes a base de ajo machacado y bañado en infusión de romero, todo exprimido y colado.

He aquí un resumen por días:

Primer y segundo día; Tres ingestas al día a base de agua tibia (8, 12, 18 horas). Se puede añadir una cucharadita de zumo de limón fresco si es un adulto, una de miel si es joven y un chorro de leche y una de miel si es cachorrito. El desinfectante interno de ajo y té de romero por la mañana y por la noche; una cucharada o una jeringuilla de 5 ml. Y el laxante nocturno de vainas de sena tipo Alejandría que buscaremos en herboristerías, de esta forma; tres vainas a remojo en dos cucharadas de agua durante al menos 7 horas con una pizca de jengibre en polvo. Si no hay sena, otro laxante que nos recomienden pero que no sea aceitoso. Lo daremos también con una jeringuilla.

Tercer, cuarto y quinto día; Tres ingestas al día de agua con más cantidad de miel: una cucharada de sopa colmada. Aparte de agua fresca y pura para beber. Podemos sustituir el agua por infusiones aguadas de hierbas de salvia, tomillo y mejorana. Reduciremos la cantidad de laxante nocturno pero continuaremos administrando dos veces al día el te antiséptico.

Sexto y séptimo día; Repetimos lo anterior si la temperatura sigue alta pero si la temperatura ha bajado a 38-39ºC podemos considerar al animal convaleciente en vez de enfermo y cambiar la cucharada de miel y agua por leche de vaca no UHT y a ser posible sin tratamiento alguno y cruda. Podemos reemplazar el te antiséptico por vegetales picados como diente de león, berro, hojas de nabo, hojas verdes de mostaza, durante tres veces al día coincidiendo con las comidas. Cesaremos con el laxante.

Octavo día; A la ingesta nocturna se le añadirán un puñado cereales de cebada integral a poder ser, sino copos de avena. Todo lo demás igual.

Noveno día; Aumentar a dos puñados.

Décimo y undécimo día; Aumentar los dos puñados de cereal a dos tomas, mediodía y noche. Espolvorear germen de trigo al cereal y trozos de pasas cortadas.

Duodécimo, decimotercer y decimocuarto día; Suspender la toma de las ocho de la mañana y dar a mediodía un tazón de pescado sin espina espolvoreado de copos de avena reblandecidos y germen de trigo. El pescado blanco cocido ligeramente al vapor es el primer alimento proteico ideal que podemos dar a un perro convaleciente, al que seguiría más adelante la carne cruda. La leche de avena es una excelente bebida en caso de convalecencia. Verter un litro de agua caliente (no hirviendo) sobre un buen puñado de copos de avena y dejaremos macerar unas horas. Luego extraer la leche presionando los copos. Se calienta hasta que esté tibia y se le añade un poco de  sal y una cucharada de miel o jarabe de arce. Esto puede sustituir el agua algunas horas al día.

Quinceavo día; Repetición del ayuno del primer día a modo de descanso.

A partir del decimosexto día se inicia la dieta del duodécimo día y se van incorporando los alimentos sólidos de la dieta natural progresivamente, carne cruda incluida. Es importante sacar al perro o al gato al aire libre, y que vuelva a hacer ejercicio. Esta dieta depende de la temperatura del animal, los primeros cuidados han de durar tanto como la temperatura alta y los de convalecencia se iniciarán en cuanto se normalice la temperatura (Sexto y séptimo día). El final del ayuno no es carta blanca para darse un atracón, ha de ser cuidadoso y suave.

Para recuperar el tono vital se puede dar una galleta tónica; mezclar camomila, tomillo, ruda, clavo, jengibre, todos en polvo y liar con miel y harina de trigo integral. Dividir en forma de tabletas del tamaño adecuado para que pasen por su garganta y dar una cada día. Almacenar el resto en un tarro de cristal en la nevera.

La naturaleza no decepciona a quienes acatan sus leyes sencillas.

Concha Català Alcaide.

Licenciada en Veterinaria por la Universitat Autónoma de Barcelona, curso 84-89.